• Arqueología y Profesión

El estallido de la burbuja inmobiliaria ha provocado un parón en seco de la construcción pública y privada y, por ende, de la arqueología urbana, vinculada en buena medida a ella, lo que ha multiplicado el desempleo y la precariedad, el abandono de multitud de restos arqueológicos en parcelas ya intervenidas, la acumulación de miles de memorias de excavación pendientes de estudio, la desunión, y una evidente pérdida de rumbo. Del mismo modo, la recesión económica ha traído consigo importantes recortes en la financiación (o directamente la cancelación) de proyectos de investigación y post-grados, lo que se ha traducido también en crisis académica. Se hace necesario, pues, pararse a reflexionar, ejercer la autocrítica y preguntarse de forma sosegada por los errores cometidos y los desafíos que presenta la gestión del patrimonio arqueológico integral (investigación-conservación-divulgación) para los próximos años, tanto desde el punto epistemológico como profesional.

 

  • Comunicación y Divulgación Científica

La apertura de los canales de comunicación y la rapidez con la que se propaga la información por Internet y Redes Sociales están planteando nuevas formas de comunicación y divulgación científicas, tanto para Administraciones e instituciones públicas como para investigadores y mass media. A ellos compete informar a la sociedad sin complejos, educarla en el respeto y el conocimiento de forma rigurosa, promover en ella nuevas fórmulas de sostenibilidad, creación de empleo y retorno económico. Está en juego el desarrollo de la disciplina bajo un principio rector de enorme potencialidad futura: la divulgación de excelencia como vía para la retroalimentación de la propia investigación.

 

  • Investigación y Didáctica

Con el convencimiento absoluto de que la educación se halla en la base del progreso social y económico de todos los grupos humanos, la Arqueología debe desarrollar estrategias desde el punto de vista científico y educativo con el  propósito de inculcar entre los más jóvenes valores esenciales como la construcción de la identidad local, el respeto a todas las formas de Patrimonio y a la diversidad cultural, la igualdad de género, el interés por la investigación científica, el emprendimiento y la innovación, etc. Pero, además de fomentar la vocación por la Arqueología en los adultos del mañana, debemos también educar personas plenas y comprometidas con su patrimonio histórico-arqueológico, con la sociedad en general, y con la ciencia en particular. De ello depende la percepción futura de la disciplina y la resolución de muchos de los problemas y limitaciones que hoy nos aquejan.

 

  • Museos y Espacios Patrimoniales

Los tradicionales espacios de transferencia de conocimiento histórico a la sociedad, principalmente museos y yacimientos arqueológicos, deben enfrentarse a los mismos retos que el resto de la disciplina: desde la crisis económica, que ha mermado con creces las inversiones públicas afectando gravemente a su gestión, hasta la reconversión de los fallidos Centros de Interpretación en algo diferente, competitivo y a la altura de las expectativas de quienes los visitan; quizás centros interactivos con fuerte base tecnológica y gestión público-privada.

 

  • Nuevas Tecnologías

Los avances tecnológicos están permitiendo una mejor adaptación del conocimiento científico a los diferentes niveles de la sociedad, haciéndolo a su vez más accesible para todos. Inmersión virtual, plataformas on-line, realidad aumentada u horizontes 3D son algunas de las posibilidades que la tecnología actual pone a disposición de la investigación y la divulgación arqueológicas, que se enfrentan a nuevos retos y posibilidades, tanto en la producción del conocimiento como en la transmisión y socialización del mismo, dentro de las líneas marcadas por la Digital Humanities.

 

  • Sociedad

La Arqueología, como ciencia histórica que es, tiene una responsabilidad social a la que debe hacer frente. En esta tarea, y en el debate sobre las formas de abordar la presentación del patrimonio arqueológico al público, han de ejercer un papel activo todos los agentes implicados: arqueólogos, políticos, educadores, técnicos, asociaciones y, sobre todo, ciudadanos. Algunas tendencias de carácter reciente, como la Arqueología Pública, están alterando los flujos de información unidireccional que tradicionalmente se producían desde las instituciones, siendo ahora la sociedad la que busca e incentiva los procesos de interacción con la Arqueología desde múltiples perspectivas, como por ejemplo el patronicio o mecenazgo.

 

  • Industria Cultural

La Arqueología, a menudo malinterpretada, necesita que la sociedad la entienda como una ciencia útil, capaz de proporcionar recreo intelectual y estético, pero también importantes beneficios socioculturales y económicos. La participación directa de la ciudadanía y el tejido empresarial, el diseño y la puesta en marcha de nuevas iniciativas culturales, se erigen así como factor esencial de desarrollo y dinamización social, capaz de favorecer y propiciar por sí mismo la recuperación y el uso de los restos arqueológicos como recurso emergente en el campo de la industria y el turismo culturales.

 

 

 
 
 
 
 

 

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