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Córdoba Romana



Período Republicano

Arqueología y fuentes escritas parecen confirmar la idea tradicional de que la Corduba romana fue fundada a mediados del siglo II a.C. por el general Marcus Claudius Marcellus, tras un largo periodo de convivencia por parte de colonos y tropas con el viejo asentamiento indígena ubicado en la Colina de los Quemados (actual Parque Cruz Conde).

La nueva Corduba, que elige para su ubicación una terraza natural de fácil defensa, estaba localizada unos 750 metros al nordeste del núcleo turdetano, separados ambos por varios cursos de agua que desaguaban en el río Baetis. Esta nueva ciudad fue capitalizando progresivamente el poblamiento de la zona hasta que provoca el abandono del antiguo oppidum turdetano y emite sus primeras series monetarias con la leyenda Corduba hacia los años 80-79 a.C., prosperarando rápidamente merced al comercio, los recursos agropecuarios del valle, el control del puerto fluvial y del río, navegable hasta sus mismas puertas, y muy especialmente las riquezas mineras de su sierra, que financian la conquista y favorecen el enriquecimiento de las primeras sagas familiares cordubenses.

En un principio, la ciudad republicana ocupó solamente la cima de la colina que todavía hoy constituye el centro de la urbe moderna: una superficie esencialmente llana, protegida por acusadas laderas, excepto en su lado norte (donde fue dispuesto con carácter defensivo un foso de gran anchura y profundidad), y por los cauces de varios arroyos. Su planificación sigue las características propias del urbanismo itálico, con una muralla perimetral guarecida por torres y un trazado viario regular regido por kardo y decumanus máximos, orientado a los cuatro puntos cardinales, y organizado a partir de manzanas (insulae) de 2 por 2 actus (es decir, 70 x 70 metros). Como elemento singular, la nueva Corduba contó con dos decumani maximi, uno de los cuales daba entrada al recinto amurallado por el Este, y otro le daba salida por el Oeste. Probablemente se buscó esta solución para reforzar el carácter emblemático del espacio reservado al foro. La primera pavimentación formal de algunas calles, la instalación de una red efectiva de cloacas y la primera monumentalización de casas y edificios públicos no se detectan arqueológicamente hablando hasta principios del siglo I a.C. Hasta ese momento la ciudad habría mantenido un cierto aspecto campamental, con predominio en sus construcciones de la piedra, la madera y el barro.


Período Imperial

A mediados del siglo I a. C. Corduba cayó en manos de Julio César y de su ejército, que no perdonaron su toma de partido por el bando pompeyano, destruyéndola y pasando por las armas a veinte mil de sus habitantes.

Tras unos años de recesión, la maltrecha ciudad sería refundada (tradicionalmente se ha pensado que por el propio Augusto, si bien no hay unanimidad al respecto) con el estatuto de colonia, que implicaba la plena ciudadanía romana para sus habitantes, y un nuevo patronímico que sólo conservaría algunos siglos: Colonia Patricia. Ya como capital de Baetica, la provincia más próspera de Occidente, amplió su recinto urbano hacia el sur, hasta la misma orilla del Baetis, para lo que se desmanteló el lienzo meridional de la muralla republicana, llevando el espacio intramuros a unas 78 hectáreas. Esta nueva cerca dispondría de varias puertas de acceso, algunas de ellas monumentales, como la que se ubicaría bajo la posterior Puerta de Gallegos, en el lienzo occidental, o la que abría directamente al puente.

A partir de este momento, la nueva Colonia Patricia inició un intenso programa de monumentalización urbana conforme a modelos importados de Roma, que se evidencia, de entrada, en la construcción de grandes edificios y en el empleo sistemático de materiales nobles, como el mármol; la reorganización de la red viaria y la dotación de mejores servicios e infraestructuras, incluido un eficiente sistema de evacuación de aguas residuales bajo calles pavimentadas de losas de pudinga, o la ampliación del cardo maximus, la gran avenida que atravesaba el núcleo urbano de norte a sur, hasta los veinte metros de anchura, sumando ancho de calzada y pórticos laterales. Del mismo modo, el antiguo foro republicano se cubrió con losas de caliza gris y se rodeó de pórticos e importantes edificios de carácter civil o administrativo, como la basílica, la curia o el tabularium. Aún no hay constatación arqueológica directa de ellos, si bien se han hallado distintos elementos arquitectónicos y escultóricos de gran tamaño que confirman su presencia, en sintonía con las trascendentes funciones que la capital de la nueva Provincia Baetica debía de tener encomendadas.