Mundo Funerario
Actualmente desconocemos la existencia de enterramientos relacionados con el antiguo núcleo cordubense de filiación turdetana, debido quizás a la peculiar casuística arqueológica, o porque usaran determinados ritos funerarios de tradición atlántica que no habrían dejado huella material, como arrojar los cadáveres al río.
Los primeros indicios de enterramientos en la ciudad histórica se adscriben ya a época romana republicana. La necrópolis inicial más extensa debió ser la meridional, posteriormente amortizada por la ampliación del recinto amurallado imperial hasta el Baetis.
Tras la refundación de la ciudad en tiempos de Augusto, la nueva Colonia Patricia inició un importante proceso de monumentalización que se extendió también a los espacios cementeriales, especialmente útiles para exteriorizar y transmitir a la posterioridad el recuerdo de los difuntos, al tiempo que servir como escaparate de autorrepresentación de los vivos.
Así sucede con los túmulos circulares de la actual Puerta Gallegos, situados al exterior de la muralla frente a una de sus puertas, con cerca de 7 metros de altura y casi 12 de diámetro. Flanquearon la vía Corduba-Hispalis, una de las principales arterias de comunicación de Colonia Patricia. Se han datado a comienzos del siglo I d.C., y son una de las mejores muestras que tenemos de la llegada de influencias itálicas a la nueva colonia.
Las necrópolis compartían el espacio extramuros con otros elementos de la ciudad romana que generalmente se extraían del interior amurallado por funestas, nocivas, malolientes o molestas, como determinadas labores artesanales o agrícolas. Con el tiempo, y el aumento de la población, también se desarrollaron vici o barrios en distintas áreas suburbanas, a veces ocupando antiguos espacios de enterramiento.
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